Donald Trump exime a los gigantes tecnológicos de pagar

Donald Trump exime a los gigantes tecnológicos de pagar

Trump anunció hace meses que impondría más aranceles a los productos chinos que quisieran entrar en Estados Unidos.

De este modo entrar en el mercado norteamericano costaría más dinero.

Esta era, en teoría, una manera de ser fiel al eslogan pronunicado con la boca grande ‘America First’.

Ayudar a las empresas estadounidenses y sus productos.

El problema es que los productos chinos que llegan a Estados Unidos son en muchos casos, de hecho, productos de empresas estadounidenses.

Empresas estadounidenses que fabrican en China y, que una vez vuelven al país para venderse, se encontraban aranceles.

Hoy en día la cantidad de marcas norteamericanas que, de hecho, se fabrican fuera es larga, impresionante y poco china: iPad, iPhone, Levi Strauss y New Balance.

Por lo tanto, la guerra comercial contra China, muy a menudo, era la guerra comercial contra los ricos de Estados Unidos. Tratándose de Trump, era un gol en su portería.

Finalmente, Donald Trump no sólo ha decidido que retrasa la fecha de los nuevos aranceles impuestos en China (del primero de octubre hemos pasado al 15 de octubre) sino que su administración ha comenzado a publicar excepciones de la norma.

Productos que finalmente no tendrán que pagar ningún arancel extra, a pesar de la intención inicial.

Una de las empresas beneficiadas ha sido Apple, que fabricaba en China muchos componentes de los ordenadores, concretamente de uno de los ordenadores estrella de la compañía, el MacBook Pro.

Muchas de las piezas del MacBook Pro, de hecho, se fabrican en China, donde salen muy baratas de hacer, y luego se envían a los Estados Unidos, donde en la fábrica de Austin acaban de ensamblar todas las piezas.

Estas piezas corrían el peligro de salir más caras que nunca, si el arancel salía adelante. Apple amenazó que, si este era el caso, cerraba la fábrica de Austin y fabricaba el ordenador fuera de Estados Unidos.

Pues el valiente Trump ha dado marcha atrás. Y los productos de Apple no tendrán que pagar aranceles, según informó la Administración Trump la semana pasada.

Veremos como acaba

Y la teórica batalla entre Donald Trump y los mundialistas de Sillicon Valley, perdida.

Arrastramos ya hace años titulares de Trump contra Sillicon Valley, los liberales demócratas, los mundialistas que aplastaban el americano olvidado.

Más escandaloso es el juego de Uber con Trump.  No le importa llevar a las familias del taxi a la ruina en su economía, con tal de favorecer a sus socios de Silicon Valley, Uber y Lift.

Y al final, Apple juega y gana Trump.

En conjunto, un ejemplo más de la forma en que funcionan las democracias en el mundo occidental: las multinacionales mandan más que los presidentes electos.

Los parlamentos, y los congresos, y los candidatos, pueden tomar las decisiones que quieran, que luego los imperios económicos acaban decidiendo, incluso si Trump, se llama Donald o es solo un pato.

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