Cabify pierde la exclusividad con Auro y ésta podrá operar ahora con Uber

Cabify pierde la exclusividad con Auro y ésta podrá operar ahora con Uber

Cabify pierde la exclusividad total con su socio clave de los Vehículos de Transporte con Conductor (VTC), Auro New Transport, que podrá explotar parte del tiempo disponible sus autorizaciones con otras plataformas como Uber y con su propia aplicación.

Este contratiempo para Cabify es el resultado del arbitraje empresarial que se inició justo antes de la pandemia. El gestor de flotas fundado por José Antonio Parrondo y participado por algunos inversores de startups tampoco deberá hacer frente a la indemnización de más de 42 millones que le exigía la empresa de transportes por incumplimiento de contrato.

Ese contrato se firmó en el año 2017. La regulación de entonces hizo que varios inversores se lanzaran a reclamar en los juzgados autorizaciones de VTC para crear flotas. Auro, a cuyo accionariado habían llegado ese año ya inversores como Félix Ruiz (Jobandtalent) o Zaryn Dentzel (Tuenti), necesitaba financiación. Cabify financió esas adquisiciones con 40 millones.

De esta forma se aseguraba coches suficientes mientras Uber hacía lo propio mediando en la compra de las casi 4.000 autorizaciones de Ares Capital (que hizo multimillonarios a los hermanos Ortigüela) por el fondo King Street Capital y socios como José María Castellanos, una transacción que fue el origen de Moove Cars. La contraprestación, al igual que en Moove, era la exclusividad.

A principios de 2019, después de un tiempo de exclusividad, Rosauro Varo decide salir del sector y vender su 60% en Vector Ronda a la propia Cabify. Ésta se convierte en dueña de unas 2.000 autorizaciones, lo que pone en alerta a Auro y a los socios de Parrondo, que ya habían vendido una filial con 500 autorizaciones a Cabify a cambio de compensar 22 de los 39 millones de deuda. La relación se tuerce, entre otros factores, por la falta de ‘producción’ prometida para esas autorizaciones adquiridas y Auro decide romper lanzando su aplicación, al margen de Cabify, y ‘coqueteando’ con Uber. Eso acaba en un arbitraje.

Cabify presenta en diciembre una demanda en la que solicita que se declare el incumplimiento por parte de Auro de su obligación de no competencia, solicitando el cese de las actividades y el abono de una indemnización de casi 42 millones de euros.

Un año y unos meses después, el arbitraje concluye que efectivamente puede operar tanto con su propia ‘app’ como con Uber, rival directo de Cabify en España, según ha informado el diario La Información.

Esto abre la puerta a que Auro trabaje con su máximo rival con una flota de vehículos que suman cientos sólo en Madrid, el mercado más pujante. Por lo pronto ha ido anunciando en estos dos últimos meses acuerdos corporativos con Renfe o Aena para dar sus servicios de vehículo con conductor.

Buscan exprimir más los coches en esta fase final de la pandemia del coronavirus y afrontar la deuda que aún sigue manteniendo con la propia Cabify y con entidades financieras por los acuerdos de ‘leasing’ que, como en otros operadores, tuvieron que ser revisados y refinanciados durante la pandemia ante el frenazo de la actividad.

El mercado español

Este contratiempo significativo se produce en un mercado como el español que se ha convertido en esencial para la empresa, después de que la fortísima presión competitiva en Latinoamérica y la Covid-19 le obligaran a dar un paso atrás en aquella región para no sacrificar la rentabilidad.

Prueba de ello es la decisión que anunció hace unas semanas: sale de Brasil, plaza clave en este territorio -y una de las grandes promesas de crecimiento- y donde tuvo que pelear con el gigante chino DiDi y con la propia Uber y sus potentes bolsillos. Antes de la pandemia, España ya representaba prácticamente el 50% de los ingresos totales.

Entretanto Cabify lima las asperezas con sus socios en España afronta el mercado ‘post-pandemia’, sin recurrir a la entrega de comida a domicilio -que se ha convertido en el balón de oxígeno para su rival Uber, que también ha vivido momentos delicados en España con un ERE para despedir a un tercio de la plantilla en el país y centrando esfuerzos en el mercado local -su filial de patinetes también ha abandonado Latinoamérica-.

La paquetería es una de sus grandes apuestas, mientras se enfrenta a la estonia Bolt como otro rival. La venta de las acciones de Glovo le dio liquidez durante el año pasado. En este tiempo no ha anunciado oficialmente inyecciones de capital. La última valoración que se anunció formalmente fue la de los 1.400 millones de dólares en 2018.

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