Adiós a las cabinas telefónicas

Adiós a las cabinas telefónicas

Las cabinas callejeras son un objeto no apto para nostálgicos, que nos han acompañado durante prácticamente un siglo pero que han quedado obsoletas por el auge y evolución de los teléfonos móviles. La proliferación de los locutorios desde bien entrado el siglo XXI fue la estocada final.

La compañía Cabitel (del grupo Telefónica) era la encargada, por obligación del gobierno, del mantenimiento de las cabinas, puesto que se consideraban parte del servicio universal de las telecomunicaciones. Pero el contrato que tenía Telefónica finalizó el 31 de diciembre de 2021 y el gobierno decidió no prorrogarlo y excluirlo del proyecto de Ley General de Telecomunicaciones.

Telefónica tiene previsto retirar progresivamente las casi 15.000 cabinas repartidas por España actualmente. En los años 90 llegaron a haber más de 100.000.

La primera cabina telefónica se instaló en 1928 en el Parque del Retiro de Madrid por parte de la Compañía Telefónica Nacional de España. Se fueron extendiendo por todo el territorio como una mancha de aceite. Para el año 2028, cuando haga un siglo de la primera, lo más probable es que ya no quede ninguna.

El servicio es actualmente deficitario. El mantenimiento de las cabinas que quedan tiene un coste de 2 millones de euros anuales, pero según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) sólo se registra una llamada a la semana al conjunto del Estado. De hecho, según el informe de la CNMC, más del 88% de la población nunca ha utilizado las cabinas. Sin embargo, han sido objeto de numerosos actos vandálicos.