El juez Fernando Presencia condenado en firme por segunda vez

El juez Fernando Presencia condenado en firme por segunda vez

Segunda condena firme de inhabilitación para el juez talaverano Fernando Presencia.

El Tribunal Supremo acaba de confirmar diez años de inhabilitación y pérdida definitiva del cargo para el magistrado por archivar una querella por estafa contra un amigo suyo.

Su primera condena llegó por hacer lo mismo con un caso de atropello con fuga que afectaba a otro amigo.

En este caso la Sala considera probado que Presencia, entonces al frente del juzgado número 2 de Talavera de la Reina, tramitó una denuncia de estafa contra un empresario amigo suyo, acusado de estafar a otro en la compraventa de un local.

Archivó el caso sin esperar al resultado de varias diligencias clave y según el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha «perseguía favorecer al querellado evitándole un juicio por estafa».

Una sanción de diez años de inhabilitación que ahora confirma la sala de lo penal del Tribunal Supremo con Luciano Varela como ponente: «El acusado, jurista que llegó a superar unas no fáciles pruebas de acceso, tenía que saber que era necesario no dejar sin culminar la investigación de la falsedad indudablemente cometida», incluso al margen de que el querellado fuese amigo suyo en ese momento.

Los jueces del alto tribunal definen como «zafia» la decisión de archivar el caso de forma verbal e incluirlo en el acta de declaración del investigado, y definen también como «exótica» su argumentación de no investigar un caso en el que previamente había intuido la comisión de un delito de estafa.

Segunda condena

La segunda condena firme de inhabilitación para Presencia llega después de que en mayo de 2016 el mismo Tribunal Supremo, entonces con Pablo Llarena como ponente, confirmó otros diez años más de suspensión, en ese caso por archivar un caso de presunto atropello con fuga que afectaba a otro amigo suyo.

Presencia también fue sancionado por el CGPJ por dejar sin celebrar cinco juicios civiles para acudir a la vista de su propio divorcio sin avisar.

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