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Un sector de la derecha carga contra el rey e inicia una campaña para que no firme la amnistía



“Felipe VI cómplice del golpe de Estado”. La frase que encabezaba una pancarta de la protesta contra la amnistía el pasado domingo en Barcelona aflora un sentimiento que ha ido germinando desde hace semanas entre algunos sectores de la derecha: que el monarca no está cumpliendo con su deber de frenar a Pedro Sánchez y a sus socios; que no debería haber propuesto al líder del PSOE para la investidura.

Ese sector, además, advierte al rey de que su “última traición” sería firmar la previsible ley de amnistía que pactarán Sánchez y los independentistas catalanes. La amenaza ha comenzado a filtrarse a la superficie, desde los foros de extrema derecha y las cuentas de Twitter de los más radicales a las columnas de algunos opinadores de referencia de la derecha mediática. Hay quienes ejercen una presión aún velada hacia Felipe VI, pero otros son muy claros al pedirle que no firme un perdón general a los encausados por el procés.

El ambiente en algunas facciones de la extrema derecha es tal que han recuperado el apodo de “Felpudo VI” que pusieron al monarca cuando en 2021 firmó los indultos a los líderes independentistas condenados por e 1-O. Entonces, como ahora, el rey no podía negarse a firmar las normas del Gobierno.

Los mensajes contra el rey tienen su origen en la conocida como ‘fachosfera’, ese conjunto de canales de Telegram, Youtube o cuentas en Twitter y TikTok dedicados a propagar los postulados más antisistema de la extrema derecha. Es ahí donde hace semanas empezó a gestarse una idea que se propagó con rapidez: que Felipe VI tenía que actuar para impedir que Sánchez alcanzase el Gobierno gracias a un pacto con los partidos independentistas. Es decir, que no debía proponerle de candidato a la investidura tras el fracaso de Alberto Núñez Feijóo.

Pero el rey sí le hizo el encargo tras la ronda de consultas del pasado 3 de octubre. Entonces surgieron ya las primeras críticas de influencers de la extrema derecha como InfoVlogger, muy próximo a Vox: “¿Alguien se esperaba otra cosa de nuestro Felpudo VI?”.

A lo largo de la semana hubo multitud de cuentas que recuperaron ese apodo con el que una parte de la extrema derecha denuncia el supuesto servilismo del monarca al Gobierno desde hace años. Las imágenes de Felipe VI caminando junto a Sánchez y su mujer por la Alhambra en Granada durante la cumbre europea encendieron aún más a los más radicales.

De hecho, en los foros de extrema derecha se extiende una profunda decepción fruto del bulo lanzado por uno de los agitadores habituales de ese ámbito, Alvise Pérez. A través de sus canales de difusión aseguró, sin ninguna prueba, que durante la primera ronda de consultas Sánchez le dijo al rey que no podría negarse a firmar la ley de amnistía, momento en el que, según Alvise, el monarca ordenó que el candidato del PSOE fuera expulsado de la Zarzuela.

Quienes dieron credibilidad al bulo en su momento lamentan ahora en los foros de Telegram habérselo creído: “Ya se han despejado las dudas de si lo iba a encargar o no”, “El pueblo español está totalmente solo y abandonado por todas las instituciones”. En los chats de los seguidores de Alvise surgen muchas voces criticando al rey y dando por perdido que se ponga de su lado. Aun así, un sector todavía espera que Felipe VI no firme la ley de amnistía si finalmente es el acuerdo al que llegan PSOE, Sumar y los partidos independentistas. Algunos desde la esperanza en el rey y otros directamente desde la amenaza a la monarquía.

Los más radicales han intensificado esa campaña en redes en los últimos días. “Si su Majestad el Rey Felipe VI acepta firmar alguna ley de amnistía debe abdicar inmediatamente”, “Si no se atreve a defender la Constitución, ya nos encargaremos los españoles de hacerlo”, “No puede, bajo ningún concepto, firmar la amnistía y mucho menos un referéndum en Cataluña. Estaría firmando su final”, son algunos mensajes lanzados en los últimos días.

Pero la presión al monarca no se ciñe a los canales de difusión online de los propagandistas de la extrema derecha. De manera más o menos sutil, la idea de que el rey no firmará, de que no debe hacerlo o de que ese acto le colocaría en una situación muy complicada ha ido emergiendo en columnas y declaraciones de figuras públicas.

El más claro es Alfonso Ussía, histórico columnista de La Razón ahora en El Debate, un medio online conservador y monárquico financiado por una asociación católica. “El Rey no va a firmar nada que atente contra la unidad, la libertad y la democracia en España”, escribe Ussía: “Nos hallamos en una situación de alta gravedad. Y sólo un español está capacitado para detener la catástrofe”.

Desde ese mismo diario que dirige Bieito Rubido, exdirector de ABC y de La Voz de Galicia y un periodista muy cercano a Mariano Rajoy y a Alberto Núñez Feijóo, columnistas como Luis Ventoso o Antonio R. Naranjo también presionan al monarca para que no firme. El primero le recuerda que firmar sería incumplir la Constitución: “En el Rey están cifradas las últimas esperanzas de muchos españoles en un momento decisivo”. El segundo le advierte de que las manifestaciones en la calle son un mensaje también para él y le dice que quizá deba preocuparse por “la indignación que sentirán quienes, tras defenderle a él más que él mismo, se sientan un poco abandonados”.

Sobre esa posibilidad se especula en varios medios de la derecha, que advierten al rey de que firmar la ley puede ser un paso hacia la desaparición de la monarquía. Los textos son elucubraciones sobre la decisión del rey, pero también mensajes de presión hacia el monarca, a quien atribuyen la responsabilidad de frenar una norma que consideran que “hundiría por completo el actual andamiaje jurídico/político democrático y abriría un camino de no retorno”.

Ese discurso también ha saltado de las columnas a las declaraciones públicas. El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra pronunció unas palabras que parecen una advertencia al rey: “Si tiene que firmar eso, tendrá que acordarse del discurso que hizo el 3 de octubre, porque ese texto sería exactamente lo contrario del discurso que hizo”.

La presión al rey ha obligado a otros opinadores habituales a salir en defensa del monarca y aclarar que no puede negarse a firmar una ley de amnistía. La batalla entre ambos sectores de la derecha es por ahora incipiente, pero inevitablemente conducirá a un punto en el que ambas facciones tengan que defender con vehemencia sus posiciones: cuando Felipe VI se vea frente al texto de la ley de amnistía con una pluma en la mano.

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