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Los líderes europeos escenifican en la Casa Blanca unidad con Biden en la defensa de Israel y Ucrania



El creciente proteccionismo estadounidense, con sus subsidios excluyentes al coche eléctrico y la probable vuelta de los aranceles al acero y el aluminio de la era Trump, estaba en la lista de prioridades de la cumbre de los líderes europeos con Joe Biden celebrada este viernes en la Casa Blanca. Sin embargo, el contexto geopolítico ha trastocado sus planes, convirtiendo el encuentro con el mandatario estadounidense en una exhibición de apoyo a Israel por parte de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.

“El mundo se enfrenta hoy a enormes desafíos, por eso es necesaria más que nunca, una fuerte alianza entre la UE y EEUU”, ha dicho Michel al inicio de la reunión trilateral. Por su parte, Von der Leyen ha agradecido al mandatario estadounidense “su extraordinaria visita” a Tel Aviv. “Es importante mostrar solidaridad con Israel, que ha sido víctima del peor ataque desde el Holocausto. Israel tiene derecho a la autodefensa de acuerdo con el derecho humanitario”, ha asegurado.

“Yo también estuve en Israel. Hace exactamente una semana, fui al kibutz y lo que vi fue una barbaridad”, ha dicho. Esta visita le costó la reprimenda de varios Estados miembros, así como de Michel y Borrell, por erigirse en voz internacional de la UE, cuando es un papel que no le corresponde. Estas diferencias también se han evidenciado este viernes. Después de recibir a todos los líderes europeos, finalmente Biden ha tenido una reunión por separado en la que no ha estado presente Von der Leyen, pero sí han participado el presidente del Consejo Europeo y el alto representante de la Unión, ejemplificando la preponderancia de ambas instituciones en materia de política exterior.

Durante la última cumbre entre la UE y EEUU, que se dio en 2021, “nos comprometimos a revitalizar la asociación entre la UE y EEUU, y en los dos últimos años hemos cumplido ese compromiso”, ha celebrado Biden. “Hemos apoyado juntos al valiente pueblo de Ucrania frente a la agresión de Putin. Y nos mantuvimos unidos para hacer frente a los retos económicos, establecimos normas para guiar nuestra relación con China y nos mantenemos unidos ahora para apoyar a Israel tras el atroz ataque terrorista de Hamás”.

En un comunicado conjunto, ambas partes han condenado “en los términos más contundentes” a Hamás y sus “brutales ataques terroristas” en Israel. Y han señalado la importancia de proteger a los civiles y facilitar “el acceso a comida, agua, asistencia médica y refugio”. A la par que escenificaban su apoyo a Israel, los líderes aseguran que están “preocupados por el deterioro de la crisis humanitaria en Gaza” y han destacado la importancia de “prevenir una escalada regional”.

“No dejaremos que los acontecimientos en Oriente Medio nos distraigan de nuestro sólido apoyo a Ucrania. Las democracias deben mantenerse fuertes”, ha asegurado Von der Leyen. Desde la invasión de Ucrania, la UE ha enviado 85.000 millones de euros en ayuda al país de Europa del Este, y recientemente ha aprobado el envío de otros 50.000 millones adicionales, que se repartirán entre 2024 y 2027. Por su parte, EEUU ha enviado unos 40.000 millones de euros, a los que se sumarán los 56.000 millones prometidos ayer por Biden en prime time, siempre que el Congreso sea capaz de superar su parálisis.

Sin solución a las disputas comerciales

Ante la supremacía de Israel y Ucrania, la relación bilateral comercial ha pasado a un segundo plano durante la reunión de este viernes. Uno de los asuntos sobre la mesa eran los más de 200 aranceles que impuso Donald Trump sobre la exportación de productos europeos.

De todos ellos, la Administración Biden suspendió los aranceles a las importaciones de acero y aluminio impuestas por el anterior mandatario en 2018, que luego fueron declarados ilegales por la Organización Mundial del Comercio (OMC). Sin embargo, dicha suspensión era temporal, a la espera de un acuerdo definitivo, que los líderes europeos deseaban alcanzar en los días previos a reunirse con Biden.

Si no se llega a un punto en común, se reanudarán los gravámenes a partir de 2024, algo que, según declaran, ninguna de las dos partes querría. A cambio de unas buenas condiciones comerciales entre Bruselas y Washington, la Administración Biden quiere que la UE ponga límites a la importación china, que está inundando los mercados internacionales con su acero de producción más barata. Sin embargo, la UE alega que no podrá hacerlo hasta que lleguen las conclusiones de una investigación de la OMC sobre la legalidad de dichos aranceles.

Una de las soluciones que EEUU ha puesto sobre la mesa es la creación del llamado “club del carbono” entre el país norteamericano y el bloque comunitario, que promueva la producción de acero sostenible y descarbonizado, y que ponga aranceles a los terceros países que no produzcan de manera sostenible. A la práctica, sería una manera de excluir a China del comercio entre los dos socios, sin subir los aranceles a Pekín directamente.

Las diferencias comerciales se trasladan también a los subsidios y exenciones fiscales aprobados hace un año por el Congreso estadounidense (la Ley de Reducción de la Inflación), que ponen condiciones favorables a la fabricación de baterías y coches eléctricos en EEUU. Una medida proteccionista que la UE ha criticado porque considera dañina para las empresas instaladas en su territorio, que podrían optar por irse al país norteamericano.

Si bien ambas partes dicen que hay avances en la consecución en un acuerdo para que los vehículos eléctricos con materiales críticos procedentes de la UE (como el cobalto, el grafito, el litio, el manganeso o el níquel) se puedan beneficiar en parte de las exenciones fiscales, todavía no hay ningún anuncio concreto.





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