Habían pasado cerca de treinta minutos desde el inicio del discurso de Fernando López Miras, candidato a la reelección al frente del Gobierno de Murcia, y los diputados del Partido Popular despertaron y descubrieron que podían aplaudir a su jefe. Lo hicieron con una frase normal y corriente, no especialmente llamativa, cuando habían dejado pasar momentos más relevantes del discurso, esos en que López Miras presumía de que el Gobierno debía de ser sólo para su partido a pesar de no haber alcanzado la mayoría absoluta.