La verdad del Caso Uber - Élite (Parte 4)

La verdad del Caso Uber – Élite (Parte 4)

Más cabreado que McEnroe estaba Tito ante la interrupción ya habitual del match de squash.Los gorilas de Felipe VI cuándo veían perder a su jefe se las inventaban para tenerlo «happy». Era su trabajo. Bien pagado. Y si querían más les abrían la Casa de Moneda y Timbre. Ya habia una serie al respecto. A veces la verdad triunfa.

«VISTETE RÁPIDO, LAS HAN SECUESTRADO EN CHUECA». Tito dejó de meditar.

Felipe gritaba furioso. Esos cabrones de ETA habían vuelto. Jiménez Losantos lo predijo («Con éste puto gobierno volverán a agitarse los vascos»).

Normalmente Tito no se reunía con los capos del CNI pero al estar secuestrada su shorba junto con la Reina Leticia no era cuestión de hacerse a un lado.

Volvía a pertenecer a los «imprescindibles».

Comenzó el Jefe de la Brigada de Investigación de la Benemérita: «Majestad, señor activista. Los hechos ocurridos en Oviedo lo hablan claro: Uber quiere los maletines. Y no les hizo gracia que su amigo aquí presente Alberto Álvarez se lo gastara en Teslas de 90.000 euros pagados en billetes de dólares de 1.000 por si alguien dudó de la procedencia».

– «Joder, dijo Tito, si no apoyamos el Transporte Público nosotros, no esperemos que el ciudadano crea en la puta bandera. Si Felipe en vez de hablar en Navidad, regalara jamones extremeños la monarquía brillaria cuál luna iluminada por el lucero madrugador». Hoy Tito estaba sembrado (quizás por el terror a perder a su amiga Leti y a su shorba Carmen).

-«¿Qué volen aquests de Uber que trucan de matinada?», preguntó el amigo del Rey.

-«A ver, catalán republicano, habla en cristiano, que nadie entiende qué haces aquí. Ya se que estudiaste en los Maristas con Felipe y que Leticia te consulta los astros. Pero me lo dijo Juan Carlos: «Al catalán y su shorba ni pan ni ajo».
«Ramírez ,al grano.Y no mientas a mi padre. ¿Tenéis algo?».

-«Señor, estaba cantado. Uber pide la pasta de los maletines, pero nos regala las maletas».

-«Dicen que ni lo contemos: 70 maletas a tope de billetes de 1.000 en fajos bien apretados. En contenedor el 2 de febrero. Ellos ponen el camión. Se presentaran a las 6 de la tarde. Un Uber no madruga. No tiene prisas. Horario londinense».

-«Ahorrate la cuña, que pareces sobornado. Traedme el teléfono rojo que quiero hablar con mi padre».

Para Tito era evidente que la zarpa del exjefazo de Fede, Emilio Domínguez, estaba tras el secuestro. Ahora Uber sí que se mostraba contundente, práctica, certera. Había dado en el clavo. La Reina apoyaba y confiaba en Tito. A por ella. Era Domínguez.

«Buen fichaje, cabrones. Pero ni Tito ni Felipe dejarían a su shorba en la estacada ni menos a la Reina».

Pero confiar en el Campechano era otro cantar. «Papá, sí, soy Felipe. Ya sé que nunca te llamo. Si’. Mi madre bien. Si ya sé porque no la llamas. A ver, Papá. Pero no es eso. Si’, se lo digo. Pero quería hablarte de otra cosa. Mira, pongo el manos libres que hay más gente. Escucha, hay problemas. Y graves. Te paso con Rubiera».

-«Señor. Como usted pronosticó así ha sucedido. Las visitas de compra y comidas han acabado en secuestro.Y si se acuerda el caso del activista amigo de su hijo y su nuera. Las maletas del Prat. El tipo les regaló cochazos a 70.000 taxistas de toda España. El dinero de Uber. O lo devolvemos o las matan».

-«Me cago en Dios, Rubiera, el tonto éste me echa de España y la lía. Ahora ¿Qué coño quiere».

-«La pasta, Papá. Me la das y te vienes pa España. Traete a la Cori. Sin rencores. Yo trato con la prensa. Limpio tu sucio nombre con aguarras poniéndome de rodillas».
«Sí, claro. Esa ya tiene su apaño. Trancas jóvenes. Oye, ponme con tu amigo, el marica ése de Élite».

-«Papá. No te pongo con nadie porque hay altavoz de manos libres.Te escucha Tito y seis entre CNI y Benemérita».

-«Permítame, Majestad que le aclare que aunque soy catalán y republicano, no soy maricona. No asocie usted conceptos».

-«Ja, ja. Ya cuándo de pequeño ibas al cole con mi hijo te teníamos calao. Siempre con tus leyes. Así que le montaste un Tesla con la pasta de Uber. Un puto cochazo a cada taxista. Y que lo pague ahora la monarquía. Menudo cabronazo. Pideselo al Moños, que está forrado. ¿Lo has llamado? Tu shorba, que sé que es cubana. Que se lo pidas a Fidel, que venda su puta isla».

-«Majestad, si envía el dinero le prometo devolverselo. Se’ que Emilio Domínguez está al mando. Fue jefe en Fede. Lo han fichado. Es bueno. Pero sabemos que la monarquía apoya a los españoles, a sus servicios públicos. Por el bien de la nación mande la pasta. Y vuelva. Usted es un «imprescindible».

-«Tendréis el dinero, maricones». Los reunidos se quedaron de piedra.

Efectivamente, un container abarrotado de maletas y billetes llegó al aeropuerto Adolfo Suárez el día indicado a las 6.12 minutos de la tarde. Fletado desde los Emiratos Árabes Unidos.

Descargado y habilitado en un portentoso camión. La única pega, si se ha poner alguna, es que el ayudante del conductor era Kristo Mejide y lo llevaba con el hombro dislocado un recién fugado del hospital de la prisión: El Peseto Loco.

El amplio dispositivo de Plataforma Caracol había amordazado la escasa seguridad.
«AHORA SABRÁN QUIÉN MANDA. VAMOS A VENGAR AL INSOLENTE DEL TITO Y A LOS CAPULLOS DE UBER POR NO DEJARTE MATARLO».

Fue un ligero toque frio en la sien. Pero aún peor fue ver el revólver. Pero aún peor era darse cuenta que lo apuntaba el puto REY JUAN CARLOS.
«VENGA NIÑATO. TIRA PA LA ZARZUELA, QUE HE VENIDO A PONER ORDEN».