La ola de delincuencia de Barcelona empaña el auge del turismo
Varios robos violentos, incluido el asalto al embajador de Afganistán, han llamado la atención sobre una ola de delitos en Barcelona que alarma a los residentes y a las autoridades locales.
El embajador afgano en España, Masood Khalili, fue asaltado el domingo por la noche en el centro de Barcelona, cuando varios ladrones lo arrojaron al suelo y se llevaron su reloj. Khalili sufrió una lesión en la pierna en el ataque.
A pocas metros de distancia, también el domingo por la noche, una mujer francesa de 91 años sufrió heridas en la cabeza cuando unos ladrones le robaron la cadena.
Mientras tanto, un turista alemán fue atendido en el hospital después de ser asaltado dos días antes en la zona de la barceloneta.
El teniente alcalde de Barcelona, Albert Batlle, describió la situación como «una crisis delictiva», y las estadísticas parecen confirmar que esta tendencia comenzó mucho antes del verano.
En general, los delitos aumentaron un 9% durante los primeros seis meses de este año, en comparación con el mismo período en 2018.
Los delitos violentos aumentaron un 31% durante el mismo período (con un aumento de casi el 60% en los últimos tres años), mientras que los robos con fuerza contra las empresas aumentaron un 66%.
Fuera de control
«Es hora de admitir que la situación está fuera de control», dijo Luis Sans, presidente de una asociación que representa a las empresas en el Passeig de Gràcia.
Pero mientras las autoridades y la policía reconocen que la capital catalana está luchando para hacer frente a esta tendencia, no ven una causa clara que la impulse.
Barcelona, con 1,6 millones de habitantes, atrajo a 16 millones de visitantes el año pasado. Los carteristas y otros delincuentes menores han estado operando durante mucho tiempo en áreas turísticas como las Ramblas y el distrito de Ciutat Vella que lo rodea.
La Agrupación Reformista de Policías ha pedido hoy al Ministro Grande-Marlaska que ofrezca el despliegue de la Policía Nacional a Barcelona para que colaboren con los Mossos y la Guardia Civil.
La ola de delincuencia de Barcelona empaña el auge del turismo
