Felipe VI queda en evidencia en Colombia con silbidos del público

Felipe VI queda en evidencia en Colombia con silbidos del público

La visita de Felipe VI a Colombia, donde asiste a la toma de posesión de Gustavo Petro, se ha saldado con un nuevo episodio de rechazo a la monarquía española en América Latina.

Los quebraderos de cabeza para el rey han llegado nada más empezar la ceremonia. El nombre de Felipe VI –que por protocolo ha sido el primero en ser llamado– ha sido uno de los pocos que ha recibido un silbido ruidoso de los asistentes durante la ronda de presentaciones. Asimismo, el público no dudó en aplaudir el nombre del mandatario que se sentaba a su lado: el presidente de Chile, Gabriel Boric, aliado político de Petro y uno de los referentes progresistas de la región.

En marzo, el monarca llegó con quince minutos de retraso a la toma de posesión de Boric, lo que obligó a las autoridades chilenas a retrasar la ceremonia. El presidente chileno –que hoy prácticamente no ha intercambiado palabras con Felipe VI– calificó la tardanza de Felipe VI de inaceptable.

La crispación no ha terminado aquí. Minutos después, el monarca ha respondido al rechazo del público negándose a levantarse –como muestra de respeto institucional– durante la exhibición de la espada de Bolívar, talismán de la liberación nacional de Colombia del imperio español.

Felipe VI ha sido el único mandatario que ha permanecido sentado durante la muestra del arma con la que el dirigente revolucionario expulsó a las autoridades coloniales españolas hace más de doscientos años.

La espada de Bolívar había sido ya protagonista de la jornada de investidura incluso antes de la intervención del monarca. El instrumento fue hurtado en 1974 por la guerrilla M-19, que dijo que no la entregaría hasta que no se devolviera la libertad al pueblo de Colombia.

Después de rondar por varios puntos del país, en los años ochenta el arma fue enviada a Cuba, país simpatizante con los objetivos del grupo. Finalmente, la espada fue devuelta al gobierno colombiano en los años noventa, en el marco del acuerdo de paz entre la M-19 y el gobierno del presidente en ese momento, Virgilio Barco.

Desde entonces, la espada ha sido custodiada diligentemente en el palacio presidencial del país. Precisamente, el predecesor de Petro, Iván Duque, se había negado a exhibirla alegando motivos de seguridad. Nada más ser investido nuevo presidente de Colombia, Petro –que de joven formó parte de la guerrilla M-19– ha ordenado que la espada saliera del palacio presidencial y se exhibiera durante la toma de posesión.

Los Borbones, perseguidos por su propio pasado

No es, ni mucho menos, el primer incidente relacionado con la memoria histórica que protagoniza un monarca español. Una de las polémicas más sonadas llegó en 1997, con la boda de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin en Barcelona. El consistorio propuso que la pareja fuera recibida por el Águila de Barcelona, ​​máxima representante protocolaria de la ciudad, pero Juan Carlos rechazó el ofrecimiento ateniéndose al origen austracista de la bestia.